jueves, 25 de junio de 2009

accion es la palabra magica

Alcohólicos Anónimos ha sido descripto como un "programa de acción". Tal es así que una de las frases más escuchadas en las reuniones cerradas es "acción es la palabra clave". Algunos de nosotros (me incluyo) en nuestros primeros meses o años de abstinencia asociamos esta "acción" con un ir y venir constante: asistir a reuniones, hacer visitas de Paso Doce, formar parte de comités de servicios, hablar en reuniones públicas, etc.

¿Pero esta es la acción a la que se refiere el Programa de A.A.? ¿La acción del Programa está dirigida esencialmente hacia afuera? ¿No será conveniente enfocar gran parte de esa acción a un trabajo personal, a un profundo trabajo interior mediante los Doce Pasos?

Una buena pista sobre esta cuestión la podemos encontrar en el folleto "El Punto de Vista de un Miembro de A.A. Sobre la Comunidad". En la página 20, en el segundo párrafo podemos leer:

"Espero que se pueda ver ahora claramente que el programa de acción de A.A. no es aquel constante ir y venir a menudo imaginado por los principiantes, ni tampoco los incansables esfuerzos para llevar el mensaje a otros alcohólicos. La acción, de hecho, se concentra en su mayor parte en el ser interior e involucra sus sentimientos y valores más profundos. Unicamente tres de los Pasos, el Quinto, el Noveno y el Duodécimo, se refieren a otra gente. Los demás tienen que ver con la vida interior del alcohólico. No obstante, el último resultado de observarlos es, por así decirlo, poner lo de dentro fuera; o sea, hacerlo apartar la mirada de sí mismo y dirigirla hacia los demás.

Una frase que a menudo se cita del libro Alcohólicos Anónimos es: "El egocentrismo... es la raíz de nuestros problemas." Y una de las primeras pruebas de la transformación básica de la personalidad del alcohólico en recuperación es el ofrecerse, lenta, vacilante, temblorosa pero persistentemente, a los demás."

Del folleto"El Punto de vista de un Miembro de A.A. Sobre la Comunidad"
Con permiso de A.A. World Service, Inc.

lunes, 1 de junio de 2009

el mejor guerrero

Tiempo atrás hubo un hombre muy fuerte y muy alto que era soldado. Se llamaba a sí mismo el mejor guerrero. Estuvo en muchas guerras y mató a mucha gente. En su pequeña nación, era un héroe. Todo el mundo le temía y respetaba. Hacía cuanto se le antojaba porque nadie lo detenía. Dondequiera que iba, decía: "Soy el mejor guerrero."

Un día, mientras él mismo afirmaba ser el mejor guerrero, un niño le espetó:
-Yo no creo que seas el mejor guerrero.
El soldado se enfureció. Alzó al niño del suelo y le dijo:
-Tienes suerte de ser un niño, pues muchos han muerto por menos que eso. Si no soy yo, ¿quién crees tú que es el mejor guerrero?
-En medio de la selva, en una cueva, hay un hombre que es realmente el mejor guerrero -contestó el niño.

El soldado fue de inmediato a la selva a buscar a su rival. Quería matarlo. Por fin, encontró la cueva y en tono desafiante gritó:
-Sal a luchar conmigo y veremos quién es el mejor guerrero.
Podemos imaginar su sorpresa cuando de la cueva salió un anciano. El viejo estaba tan débil, que apenas podía andar.
-Alguien me ha gastado una broma -rió el soldado-. Me dijo que eras el mejor guerrero.
-Quien te lo haya dicho, no miente -aseguró aquel anciano de ojos bondadosos-. Yo soy el mejor guerrero.
-Primero un niño. Ahora un anciano. No quiero tener que matarte.
-Si lo hicieras, eso sólo demostraría que eres un asesino, no un guerrero. No creo que tengas el valor de vivir solo, como yo, en la selva -dijo el anciano.
-Hummm -se sorprendió el soldado.
-Te desafío a vivir un año entero en esta selva. Pasado ese tiempo, ven a verme otra vez y veremos quien es el mejor guerrero.

El soldado aceptó el reto y vivió en la selva durante todo un año. Se convirtió en un gran cazador. Aprendió del águila. Aprendió del jaguar. Y aprendió de la araña.

Volvió a ver al anciano, y éste le desafió de nuevo a quedarse otro año y a usar las técnicas que había aprendido sobre la caza para capturar conocimiento.
-Tras un año de capturar conocimiento, ven verme otra vez y decidiremos quién es el mejor guerrero.

El soldado usó las técnicas del cazador, del águila, del jaguar y de la araña, lo aprendió todo sobre la naturaleza, sobre las estrellas, los animales y las matemáticas. Acumuló mucho conocimiento y cuanto más aprendía, mayor era su vanidad. Se decía a si mismo: "No hay duda. Soy el mejor."

Cuando regresó junto al anciano, éste le desafió a quedarse otro año capturándose a sí mismo. El soldado aceptó el reto.

Empezó a capturar cada emoción, cada acción, cada reacción que tenía. Comenzó a verse y a enfrentarse a sí mismo. Lucho con su sistema de creencias. Empezó a aceptarlo todo y a amarse. La transformación fue tan sorprendente que, en muy poco tiempo, sólo tres meses después, supo realmente que el anciano era su maestro, su profesor, y también el mejor guerrero. Sintió mucho amor por el anciano. Y sintió compasión por toda la gente a la que había herido. No podía esperar para volver a ver al anciano, así que regresó a la cueva y lo llamó.

Pero el anciano no salió. Vacilante, el soldado se adentró en la cueva y lo único que encontró fue un cuerpo inerte. El anciano había muerto.

Entonces el soldado decidió que se quedaría en aquella cueva y se convertiría en el mejor guerrero.

Ahora está allí, esperando tu desafío.

Don Miguel Ruiz