miércoles, 25 de febrero de 2009

origen de la oracion de la serenidad

"Tanta sustancia de A.A. en tan pocas palabras"
Para los A.A. de todas partes, la querida Oración de la serenidad es un mantra para toda ocasión imaginable; una brisa refrescante en una cara enrojecida por la ira, una corta canción de gratitud por buenas noticias, una guía consoladora ante las malas noticias, la seguridad reconfortante de que el mundo se va desenvolviendo como debe ser.

Bill W. co-fundador de Alcohólicos Anónimos, dijo: "Nunca habíamos visto tanta sustancia de A.A. en tan pocas palabras." En el libro Alcohólicos Anónimos llega a su mayoría de edad Bill cuenta que a principios de 1942, Ruth Hock, no-alcohólica, la primera secretaría nacional de A.A., enseñó a él y a otros que se encontraban en la abarrotada pequeña oficina de Nueva York un obituario que apareció en el Herald Tribune de Nueva York que terminaba con estas palabras:
Dios concédeme la serenidad para aceptar
las cosas que no podemos cambiar
el valor para cambiar las cosas que podemos
y la sabiduría para reconocer la diferencia.
Alguien sugirió que se imprimieran las cuatro líneas en una tarjeta pequeña tamaño billetera, para incluir en la correspondencia que se enviara de la oficina, y así la Oración de la Serenidad empezó a hacerse una parte integrante de la vida de A.A. Desde aquel entonces, ha sido traducida a los muchos idiomas que hablan los A.A. de todo el mundo y se reza en voz alta en las reuniones y silenciosamente en sus corazones. Por más de medio siglo la oración ha venido entretejiéndose tan íntimamente en la filosofía de A.A. que les resulta difícil a los miembros recordar que no se originó en la experiencia de A.A.
No obstante, a pesar de años de investigaciones por parte de historiadores y numerosas conjeturas por parte de aficionados, el origen exacto de la Oración de la Serenidad sigue siendo un misterio. Lo que parece indiscutible es la reclamación de ser el autor hecha por el teólogo Dr. Reinhold Niebuhr, que en una entrevista dijo que había escrito la oración como nota final de un sermón acerca de cristianismo práctico. Pero incluso el Dr. Niebuhr admitió cierta duda al agregar "por supuesto puede que haya estado muchos años, incluso siglos, apareciendo aquí y allá, pero no lo creo. Creo sinceramente que yo mismo la escribí." Con su permiso, durante la Segunda Guerra Mundial la oración se imprimió en tarjetas para ser distribuidas por la USO a los soldados. Para aquel entonces ya había sido reimpreso por el Consejo Nacional de Iglesias así como por Alcohólicos Anónimos.
Al sugerir que la oración podría haber estado apareciendo aquí y allá durante siglos, parece que el Dr. Niebuhr estaba en lo cierto. "Nadie puede decir con seguridad quien fue el primero en escribir la Oración de la Serenidad", dijo Bill W.: "Algunos dicen que vino de los antiguos griegos, algunos creen que salió de la pluma de algún poeta inglés anónimo, y otros afirman que fue escrita por un oficial de marina americano..." Otros han atribuido su origen a antiguos textos sánscritos y a los distinguidos filósofos Aristóteles, San Agustín, Santo Tomás de Aquino y Espinosa. Un compañero de A.A. encontró entre "Los seis errores del ser humano" escrito por el escritor romano Cicerón, lo siguiente: "la tendencia a preocuparse por cosas que no pueden ser cambiadas o corregidas."
De hecho, nadie ha encontrado el texto de la oración entre los escritos de estas supuestas fuentes originales. Lo que probablemente son muy antiguos, como la cita anterior de Cicerón, son los temas de aceptación, valor para cambiar lo que puede cambiarse y la disposición para desprenderse de lo que está fuera de nuestra capacidad para cambiar. Con toda certeza, la búsqueda del origen de la oración ha sido como pelar una cebolla, y a veces es necesario volver a empezar desde el principio. Por ejemplo, en julio de 1964, el Grapevine recibió un recorte de un artículo publicado en el Herald Tribune de París en el que el corresponsal informó haber visto en Koblenz, Alemania, una placa grabada con las siguientes palabras: "Dios concédeme el desprendimiento para aceptar las cosas que no puedo alterar; el valor para alterar las cosas que puedo alterar; y la sabiduría para distinguir una cosa de la otra."
Por fin aquí parecía haber una prueba concreta, con cita, autor, fecha, del origen de la Oración de la Serenidad. Pero, no. Quince años más tarde, en 1979, Peter T., de Berlín, dijo a Beth K., miembro del personal de OSG en aquel entonces, que en su primera forma la oración tuvo su origen en el filósofo romano Boecio (480-e524), autor de Los consuelos de la filosofía.
Hay, aun otras reclamaciones y sin e duda continuarán los descubrimientos en años venideros. Mientras tanto, una idea compartida por muchos es que la Oración de la Serenidad, sea cual sea su origen, antiguo o moderno, parece haber surgido de una percepción humana fundamental y de una sabiduría nacida del sufrimiento. Aparte del Padrenuestro y la Oración de San Francisco de Asís, no hay otras palabras o conceptos, a la vez prácticos y espirituales, que tantos miembros de Alcohólicos Anónimos han llevado grabados en sus mentes y sus corazones en su viaje de sobriedad hacia una nueva forma de vivir.
Bill W. se refirió a este fenómeno hace años. Al agradecer a un amigo A.A. por la placa en la que estaba escrita la oración, dijo: "En la creación de A.A., la Oración de la Serenidad ha sido un bloque de construcción muy valioso, realmente una piedra angular."
Y hablando de piedras angulares, misterios y coincidencias, un tramo de la calle 120 de Manhattan, que bordea el edificio donde se aloja la OSG, entre las calles Riverside y Broadway, se conoce por el nombre de Reinhold Niebuhr Place.

Reimpreso del Box 459 - Noticias de la Oficina de Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos - Vol. 36, Nº 6 / Edición Navideña - 2003; con el permiso de A.A. World Service, Inc.

lunes, 23 de febrero de 2009

mente abierta

Una actitud indispensable para la recuperación
"Mente abierta" es una frase muy escuchada en los grupos A.A. Para ponerla en práctica debemos abandonar una gran parte de nuestras ideas preconcebidas sobre nosotros, sobre los demás y sobre la vida. "Mente abierta es todo lo que necesitas" se ha escuchado una y otra vez a lo largo de toda la historia de Alcohólicos Anónimos. Pretender una experiencia espiritual como la que propone A.A. a través de sus 12 Pasos, sin estar dispuesto a deponer viejas estructuras y creencias mentales, hará muy difícil un auténtico cambio de actitud sobre la vida, sobre Dios y sobre nuestra relación con el alcohol.

En el budismo zen, los practicantes intentan alcanzar un estado llamado "mente vacía". Sobre esta cuestión hay una historia de un maestro y su discípulo, en la que este último está bastante satisfecho de sí mismo, de todo lo que aprendió y de sus "cambios de actitud". El maestro lo invita a tomar té y le llena la taza hasta que la bebida comienza a desbordar. Consternado, el discípulo le grita: "Cuidado maestro, ¡la taza ya está llena!" A lo cual el maestro responde: "¿Cómo puedo enseñarte algo si tu mente también está llena?"