sábado, 18 de octubre de 2008

humildad: nuestra justa dimension

Verme reducido a mi justo tamaño y proporción...
En los post anteriores veíamos que Bill nos alertaba del orgullo espiritual y de la perfección imaginaria; además de mostrarnos como obstáculos para el progreso espiritual la rebeldía, la culpa y la soberbia. En el librito "Lo mejor de Bill", nos dice que la humildad es un punto intermedio entre esos picos emocionales, y describe a la humildad como un lugar sereno.

"Esta es la razón por la que considero la humildad para hoy como una postura intermedia segura, entre estos violentos extremos emocionales. Es un lugar tranquilo, donde puedo mantener suficiente equilibrio y una perspectiva suficientemente amplia como para dar el próximo paso en el camino claramente señalizado que nos lleva a los valores eternos".

Después usa su mejor definición de humildad, solamente para tenerla como guía y medida en sus inventarios, para de esta manera ser consciente del verdadero lugar que ocupa en el camino espiritual.

"Por ejemplo, estoy convencido de que debo tratar de formular la mejor definición de la humildad que yo pueda imaginar. Esta definición no tiene que ser consumadamente perfecta, sólo se me pide que lo intente. Imaginemos que elija la siguiente: "La humildad perfecta sería un estado de total liberación de mí mismo, una liberación de todas las pesadas exigencias que ahora me imponen mis defectos de carácter. La humildad perfecta sería una plena disposición, a toda hora y en todo lugar, a conocer y hacer la voluntad de Dios".

"Al meditar sobre esta visión, no debo sentirme descorazonado ante la certeza que nunca la alcanzaré, ni debo hincharme con la presunción, de que algún día poseeré todas sus virtudes".

"Lo único que debo hacer es contemplar esta imagen, y dejarla seguir creciendo y llenándome el corazón. Al haberlo hecho, puedo comparar el resultado con el de mi último inventario. De esta manera puedo formarme una idea sana y cuerda de dónde me encuentro en el Camino de la Humildad. Veo que apenas he comenzado mi viaje hacia Dios. Al verme reducido a mi justo tamaño y proporción, mi vanidad y engreída preocupación por mí mismo me parecen cosas de risa. Va creciendo la seguridad de que tengo un lugar en este camino; de que puedo seguir avanzando con una tranquilidad y una confianza cada vez más profundas. Vuelvo a ver que Dios es bueno; a saber que no he de temer a ningún mal. Este es un gran don, esta certeza de que tengo un destino". (del libro "Lo mejor de Bill", Humildad: La humildad para hoy - Junio de 1961).

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