viernes, 26 de septiembre de 2008

Recurrir a un poder interior

Sexto Paso: confianza y humildad.

Si bien el Sexto Paso es desarrollado en el Libro Grande de manera muy corta, su dimensión literaria no refleja la importancia de su práctica.

Supongamos: Llegué hasta este momento cargado con debilidades que me han mortificado durante muchos años, y algunas de ellas han sido detonante de mi manera de beber. Si bien intenté una y mil veces despojarme de esos defectos a fuerza de voluntad, tengo que ser sincero y reconocer que no hubo ningún progreso.

Por ejemplo: Una y otra vez intenté manejar mi ira. Funcionaba durante uno o dos días, tal vez más, y después llegaba el estallido, el desborde total. Otro ejemplo: voy a mi analista y elaboro profundamente la cuestión celos, y ante una llegada tarde de mi pareja se desata una hecatombe!

Disponerse a dejar más espacio para que actúe "algo" superior a nosotros no es fácil. Pero dado el resultado obtenido con el método de razonamiento y fuerza de voluntad, quizá sea hora de recurrir a "algo" superior. Hace falta un pequeño gesto de humildad y aceptar que solo no puedo; que a pesar de haberlo intentado sinceramente cientos de veces, casi siempre termino en la explosión emocional más todos sus "sedimentos": culpa, auto estima por el piso, relaciones rotas, etc.

Entonces... ¿Porqué no intentarlo de otra manera? ¿Porque no recurrir a la humildad (en este caso por desesperación y no por virtud) y a la confianza en "Algo" superior a mí?

Puede parecer difícil, pero dadas las circunstancias...

El Sexto requiere una nueva rendición y la disposición de acceder a un nuevo y poderoso recurso interior.

Lo anterior, por supuesto, es sólo mi punto de vista basado en mi experiencia. Ojalá te sirva. Muchas gracias.

1 comentario:

marcoforester dijo...

Muchas gracias!
Si bien un poder superior me liberó del alcholismo al hacer un 4to y 5to paso, he estado trabajando mi lujuria por mi fuerza de voluntad y una y otra vez caigo en lo mismo.
Gracias por hacerme ver que nuevamente debo recurrir a mi Poder Superior para pedirle humildemente que me libere de ese defecto de caracter que no he podido superar con la fuerza de voluntad.