sábado, 14 de junio de 2008

Segundo Paso de Alcohólicos Anónimos (3ra. parte)

Bill W., tuvo dificultades para aceptar una solución espiritual para el alcoholismo. En el capítulo "La Historia de Bill", el co-fundador de A.A. nos cuenta como llegó a creer.

A finales de noviembre de 1934; Ebby T. visitó a Bill en su casa de Brooklyn. Es en esta visita donde Bill aprende por primera vez acerca de un Dios según su entendimiento o como él lo concibiera. Como ya hemos visto Ebby es uno de los amigos y compañeros de juerga de Bill.
Ebby que también es alcohólico, ha permanecido sobrio durante varios meses en los grupos Oxford.
Ebby le cuenta a Bill durante su visita que su vida ha cambiado como resultado de la práctica de los Cuatro Absolutos (principios espirituales) del grupo Oxford.

Bill se inquieta y angustia cuando Ebby comienza a hablarle de Dios, pero igualmente lo escucha con atención. Está intrigado y quiere saber como ha hecho Ebby para dejar de beber. Antes de esta visita, Bill se había enterado que Ebby estaba internado en un hospital psiquiátrico como consecuencia de su alcoholismo.

"A pesar del ejemplo viviente de mi amigo (Ebby), todavía quedaban en mí los vestigios de mi viejo prejuicio. La palabra "Dios", todavía despertaba en mi cierta antipatía, y este sentimiento se intensificaba cuando hablaba de que podía haber un Dios y que para mí fuese personal. Esta idea no me agradaba. Podía aceptar conceptos tales como Inteligencia Creadora, Mente Universal o Espíritu de la Naturaleza, pero me resistía al concepto de un Zar de los Cielos, por más amante que fuera de su preponderancia. Desde entonces he hablado con decenas de personas que pensaban lo mismo". (A.A., pag. 11 - Cap. 1 "La historia de Bill").

Ante esta "resistencia", Ebby le propone una idea revolucionaria:

"Mi amigo sugirió lo que entonces parecía una idea original. Me dijo: ¿Por qué no escoges tu propio concepto de Dios?
Esto me llegó muy hondo, derritió la montaña de hielo intelectual a cuya sombra había vivido y tiritado muchos años. Por fin me daba la luz del sol.
Sólo se trataba de estar dispuesto a creer en un Poder superior a mí mismo. Nada más se necesitaba de mí para empezar. Me dí cuenta de que el crecimiento podía partir de ese punto. Sobre una base de completa y buena voluntad, podría edificar lo que veía en mi amigo. ¿Quería tenerlo? Claro que sí, ¡lo quería!
(A.A., pag. 11 - Cap. 1: "La historia de Bill").

De esta manera Bill comienza su experiencia espiritual, con la disposición de creer en un Poder superior a él mismo.

En la página 43, los autores del Libro Grande nos piden que dejemos de lado nuestro desprecio por principios espirituales y nos formemos nuestro propio concepto de Dios:

"Nos dimos cuenta de que tan pronto como pudimos hacer a un lado el prejuicio y manifestar siquiera la voluntad de creer en un Poder superior a nosotros mismos, comenzamos a obtener resultados, aunque le fuera imposible a cualquiera de nosotros definir cabalmente a ese Poder que es Dios". (A.A., pag. 43 - Cap. 4 "Nosotros los agnósticos").

Del párrafo anterior destaco lo siguiente: los autores nos dicen que "... y manifestar siquiera la voluntad de creer en un Poder superior a nosotros mismos, comenzamos a obtener resultados"; nos están diciendo que con sólo "estar dispuestos a creer" ya es suficiente. No hace falta tener una definición o un claro razonamiento sobre ese Poder superior, y tampoco una gran fé. Con solo la disposición o la intención de creer ya es suficiente y habrá resultados.

"Por consiguiente, cuando te hablamos de Dios, nos referimos a tu propio concepto de Dios. Esto se aplica también a otras expresiones espirituales que puedes encontrar en este libro. No dejes que ningún prejuicio que puedas tener en contra de los terminos espirituales te impida preguntarte a ti mismo lo que significan para ti. Al principio, esto era todo lo que necesitabamos para comenzar el desarrollo espiritual, para efectuar nuestra primera relación consciente con Dios, tal como lo cencebíamos. Después, nos encontramos aceptando muchas cosas que entonces parecian inaccesibles. Esto era ya un adelanto. Pero si queríamos progresar teníamos que empezar por alguna parte. Por lo tanto, usemos nuestro propio concepto a pesar de lo limitado que fuese". (A.A., pag. 43 - Cap. 4 "Nosotros los agnósticos").

El famoso dicho escuchado una y otra vez en las juntas de A.A.: "mi Poder superior es el grupo" es de total validez en este camino espiritual que nos propone Alcohólicos Anónimos. No hace falta que yo crea en el Dios de papá o mamá, en el de mi vecino o en el de mi "padrino". Con un Poder superior según mi entendimiento es suficiente, por limitado que sea.

Muchos seres humanos, alcohólicos y no alcohólicos tenemos que experimentar una tragedia o un desastre antes de que estemos en disposición a creer en algo superior a nosotros. Pero existe esperanza, aún para el más testarudo de nosotros. Los autores del Libro Grande nos dicen que, eventualmente, nos volveremos más dóciles:

"... Viéndonos frente a la destrucción, pronto nos volvimos tan receptivos con los asuntos espirituales como habíamos tratado de serlo con otras cuestiones. En este aspecto, el alcohol fue un instrumento efectivo de persuasión. Finalmente a base de golpes nos hizo entrar en razón. A veces resultaba un proceso tedioso; no le deseamos a nadie que dure con sus prejuicios tanto tiempo como nosotros". (A.A., pag. 44 - Cap. 4 "Nosotros los agnósticos").

No hay comentarios: