viernes, 23 de mayo de 2008

Segundo Paso de Alcohólicos Anónimos (2da. parte)

Ahora que tenemos una idea aproximada sobre lo que los autores quieren decir con "pérdida del sano juicio" veamos que tenemos que hacer para recobrarlo a través de un Poder Superior a nosotros mismos.

"Si un mero código de moral o una mejor filosofía de vida fueran suficientes para superar el alcoholismo, muchos de nosotros ya nos hubiéramos recuperado desde hace largo tiempo. Pero descubrimos que tales códigos y filosofías no nos salvaban, por mucho empeño que pusiéramos. Podiamos desear ser morales, podíamos desear ser confortados filosóficamente, en realidad, podíamos desear todo esto con todo nuestro ahínco, pero el poder necesario no estaba ahí. Nuestros recursos humanos bajo el mando de nuestra voluntad no eran suficientes, fallaban completamente.
Falta de poder, ese era nuestro dilema. Teníamos que encontrar un poder por el cual pudieramos vivir, y tenía que ser un Poder superior a nosotros mismos. Obviamente. ¿Pero dónde y cómo íbamos a encontrar ese Poder?
(A.A., pag. 41-42 - Cap. 4: "Nosotros los agnósticos").

Los autores nos dicen en el párrafo anterior que por más que tengamos sólidos códigos morales y filosofías de vida, estas no nos libraran de nuestra mala relación con el alcohol, y nuevamente nos recuerdan que nuestro problema básico es la falta de poder frente al alcohol, y nos hablan de la conveniencia de encontrar un Poder Superior a nosotros mismos como solución genuina y DURADERA.

Ahora bien, ¿qué necesitamos para encontrar ese Poder Superior? La respuesta la encontramos al final del Libro Grande, en el "Apendice II":

"Queremos manifestar de la manera más enfática, que (a la luz de nuestra experiencia) cualquier alcohólico capaz de encarar honradamente sus problemas puede recuperarse, siempre que no cierre su mente a todos los conceptos espirituales. Solamente puede ser derrotado por una actitud de intolerancia o de negación beligerante.
Encontramos que nadie tiene por qué tener dificultades con la espiritualidad del programa. Buena voluntad, sinceridad y una mente abierta son los elementos para la recuperación. Pero estos son indispensables.

Hay un principio que es una barrera para toda información, que es una refutación de cualquier argumento y que no puede fallar para mantener a un hombre en una perpetua ignorancia: el principio consiste en despreciar antes de investigar".
Herbet Spencer
(A.A., pag. 269 - Apendice II).

jueves, 22 de mayo de 2008

Segundo Paso de Alcohólicos Anónimos (1ra. parte)

Una vez que hemos admitido que somos alcohólicos, nos encaminamos con mente abierta al Segundo Paso que dice: "Llegamos a creer que un Poder Superior a nosotros mismos, podría devolvernos el sano juicio".

A partir de este contundente enunciado, nos damos cuenta que como alcohólicos carecemos de "sano juicio". Ahora bien, ¿qué es no tener sano juicio? Tal vez la manera más simple de describirlo sea con algunos ejemplos que podemos encontrar en el Libro Grande.

"¿Qué clase de pensamiento predomina en el alcohólico que repite una y otra vez el desesperante experimento de la primera copa? Los amigos que han razonado con él, después de una borrachera que lo ha llevado hasta el punto del divorcio o la bancarrota, se quedan desconcertados cuando lo ven ir directamente a la cantina. ¿Por qué lo hace? ¿En qué está pensando? (Reimpreso de Alcohólicos Anónimos, pag. 33 - capìtulo 3 "Más acerca del alcoholismo", con permiso de A.A. World Services, Inc.).

El pàrrafo anterior es un ejemplo simple pero contundente. El alcohólico persiste una y otra vez con esa insana ilusión que puede controlar la copa, pese a que todas las evidencias demuestran exactamente lo contrario. Esas líneas describen lo desconcertante y evidente que es la perdida del sano juicio, es decir que la mente alcohólica sigue evaluando mal la realidad y emitiendo juicios totalmente alocados sobre su relación con la bebida, o sobre un ilusorio control sobre el alcohol.
Ahora veremos la historia de Jim como un ejemplo realmente muy gráfico y dramático sobre la carencia de sano juicio en el alcohólico: "... Estuvo de acuerdo en que era un alcohólico y que su condición era grave. Sabía que se enfrentaba a otra estancia en el centro de tratamiento si seguía bebiendo. Más aún, perdería su familia, por la que sentía un gran cariño.
Pese a todo esto, volvió a emborracharse. Le pedimos que nos dijera exactamente cómo había sucedido. Esta es la historia: "Fuí a trabajar el martes por la mañana. Recuerdo que me sentí disgustado porque tenía que ser vendedor en un negocio del que antes había sido dueño. Crucé unas palabras con el patrón, pero no fue nada serio. Entonces decidí irme al campo en mi automóvil a ver un posible cliente. En el campo sentía hambre y me detuve en un lugar donde hay una cantina. No tenía intención de beber, solamente pensé en comerme un sandwich. También se me ocurrió que podía encontrar algún cliente en ese lugar ya conocido porque lo había frecuentado durante años. Me senté en la mesa y pedí un sandwich y un vaso de leche. Todavía no pensaba en beber. Luego pedí otro sandwich y decidí tomarme otro vaso de leche.
Repentinamente cruzó por mi mente la idea de que si le pusiera una onza de whisky a la leche no podría hacerme daño teniendo el estómago lleno. Pedí el whisky y se lo eché a la leche. Vagamente percibí que no estaba siendo muy vivo, pero me tranquilicé pensando que estaba bebiendo el licor con el estómago lleno. El experimento iba tan bien, que pedí otro y lo eché en más leche. Esto no pareció molestarme, así que lo repetí.
Así empezó para Jim un viaje más al centro de tratamiento. Existía ahora la amenaza del encierro, la pérdida de la familia y del empleo, sin mencionar el intenso sufrimiento físico y mental que la bebida le causaba siempre. Se conocía bien como alcohólico. A pesar de esto, eran apartadas fácilmente todas las razones para no beber a favor de la disparatada idea de que podía tomar whisky si lo mezclaba con leche.
Cualquiera que sea la definición precisa de la palabra, nosotros la llamamos simplemente locura. ¿Cómo puede llamársele de otro modo a semejante desproporción en la capacidad para pensar cuerdamente?
Puedes creer que este es un caso extremo. Para nosotros no lo es, porque esta manera de pensar ha sido característica de cada uno de nosotros. A veces hemos reflexionado más que Jim acerca de las consecuencias pero siempre se produjo el curioso fenómeno mental de que, paralela al razonamiento cuerdo, corrió alguna excusa insanamente trivial para tomar la primera copa. Nuestra cordura no fue suficiente para frenarnos; la idea insana predominó. Al día siguiente nos preguntábamos, con toda seriedad y sinceridad, cómo había podido suceder eso". (Alcohólicos Anónimos, pags. 33 y 34; capítulo 3 "Más acerca del alcoholismo").

Lo anterior es un ejemplo muy explícito sobre la carencia de sano juicio en el razonamiento del alcohólico. Al final del Capítulo 3 nos describen el problema como una falta de defensa mental efectiva contra la primera copa, o sea una total carencia de sano juicio. También nos hablan de la solución que sugiere A.A. para remediar esa insana manera de evaluar determinadas situaciones. La solución radica en un Poder Superior a nosotros mismos que nos devuelva el sano juicio.

"Una vez más insistimos en que, en ciertas ocaciones, el alcohólico no tiene ninguna defensa mental efectiva contra la primera copa. Excepto en unos cuantos casos raros, ni él ni ningún otro ser humano puede proveer tal defensa. Su defensa tiene que venir de un Poder Superior".
Alcohólicos Anónimos, pag. 40; Capítulo 3 "Más acerca del alcoholismo").

viernes, 16 de mayo de 2008

Primer Paso de Alcohólicos Anónimos (última parte)

En noviembre de 1934, Bill W. fue visitado por un antiguo compañero de estudios y de copas, Ebby T. Ese día Bill estaba borracho y para su asombro, el antiguo camarada había permanecido sobrio varios meses. Cuando Bill le preguntó a Ebby como había dejado de beber, este le respondió: "Tengo religión". Bill quedó estupefacto pero dejó que su viejo amigo continuara hablando.

Ebby le explicó a Bill que había encontrado un grupo de gente que confiaba en un Poder Superior a ellos mismos y que vivían basados en la guía que recibían de ese Poder Superior. El grupo de gente al que se refirió Ebby T. eran los denominados Grupos Oxford.

Los integrantes de los Grupos Oxford practicaban cuatro actividades espirituales:

1. Compartir y atestiguar (actualmente 4º; 5º y 12º Paso A.A.)
2. Derrotarse (los actuales1º; 2º y 3º Paso de A.A.)
3. Restitución (actualmente el 8º y 9º Paso de A.A.)
4. Tiempo de silencio y guía (hoy el 11º Paso de A.A.)

En esa visita Ebby T. compartió con Bill la solución que había encontrado en el grupo Oxford a su grave alcoholismo. Bill si bien se resistió al concepto de Dios, abrió su mente a la innovadora idea de un Poder Superior como él lo entendia. Bill percibió por primera vez que podía cambiar su vida a través de un Poder Superior como él lo concibiera.

Tengamos en cuenta que si bien la abstinencia de Ebby y su mensaje espiritual impactaron en Bill W., éste no dejó de beber. Poco tiempo después de la visita de su viejo compañero de estudio y de copas, Bill W. fue hospitalizado nuevamente, por tercera vez consecutiva en el mismo año, como consecuencia directa de su alcoholismo. Bill daba señales de delirium tremens. Ahí bajo la dirección del dr. Silkworth, Bill es físicamente desintoxicado. Mientrás estuvo en el hospital, Bill comienza a practicar los principios espirituales del grupo Oxford con la guía de Ebby T.
En la página 12, Bill relata su acción espiritual que inicia "derrotándose": "Allí me ofrecí humildemente a Dios, tal como lo cocebía entonces, para que se hiciera en mí su voluntad, me puse incondicionalmente a su cuidado y bajo su dirección. Por primera vez admití que por mí mismo no era nada; que sin El estaba perdido".
Es en ese momento que Bill realiza lo que con el tiempo se denominarían el 1er., 2do. y 3er. Paso de Alcohólicos Anónimos.

Después, "compartió" sus debilidades de carácter con Ebby: "... Sin ningún temor encaré mis pecados y estuve dispuesto a que mi recién encontrado Amigo (su PS) me lo quitara de raíz".
"Mi compañero de escuela fue a visitrame y lo puse al tanto de mis problemas y mis deficiencias". (A.A., pag. 12; cap. "La historia de Bill").
Aquí Bill reliza lo que hoy llamamos 4to., 5to., 6to. y 7mo. Paso.

Tal vez sea interesante destacar que cuando Bill escribió: "Sin ningún temor encaré mis pecados...", usó la definición de "pecado" del grupo Oxford. Según estos grupos, pecados es cualquier cosa que nos "separe de Dios" o nuestro Poder Superior. Esa separación está causada básicamente por el egocentrismo. Según los grupos Oxford somos liberados del "pecado" (separación de Dios) siguiendo la voluntad de Dios en vez de nuestra voluntad.

En el siguiente párrafo, Bill acepta hacer "restituciones" (reparar el daño causado). Esta es una acción importante de limpieza interior que permite sintonizar de manera consciente con nuestro Poder Superior. Bill escribió al respecto: "... Hicimos una lista de las personas a quienes había dañado o contra las que tenía resentimientos. Yo expresé mi completa disposición para acercarme a esas personas admitiendo mis errores. Nunca debería criticarlas. Repararía los daños lo mejor que pudiese". (A.A., pag. 12; cap. "La historia de Bill"). Aquí Bill realiza lo que hoy llamamos 8vo. y 9no. Paso de A.A.

A continuación en otro párrafo de la página 12 Bill practica el "Tiempo de silencio y guía" de los grupos Oxford (Lo que hoy se conoce en A.A. como Paso 11): "Pondría a prueba mi manera de pensar con mi nuevo conocimiento consciente que tenía de Dios. En esta forma, el sentido común se convertiría en sentido no común. Cuando estuviera en duda, permanecería en quietud y le pediría a El dirección y fortaleza para enfrentarme a mis problemas tal como El lo dispusiera".

Luego, al final de la página 13, Bill describe la necesidad de "trabajar con otros": "... Era particularmente imperioso trabajar con otros, tal como él lo había hecho conmigo. La fe sin obras es fe muerta, me dijo ¡yY cuán cierto es, tratándose de alcohólicos! Porque si un alcohólico falla en perfeccionar y engrandecer su vida espiritual a través del trabajo y del sacrificio por otros, no podrá sobrellevar ciertas pruebas y decaimientos que vendrán más adelante. Si él no trabajaba era seguro que volvería a beber, y si bebía, seguramente moriría. La fe estaría muerta entonces. Tratándose de nosotros, es precisamente así.

De esta manera Bill "practicó" los principios espirituales de los grupos Oxford y como resultado de esas acciones experimentó una súbita experiencia espiritual. El cambio psíquico que el doctor Silworth sugería para que el alcohólico pueda dejar de beber se produce en Bill al poner en práctica principios espirituales mientras estaba internado en el hospital Towns.

A continuación Bill describe su súbito "despertar espiritual": "Estas eran proposiciones revolucionarias y drásticas, pero en el momento en que las acepté el efecto fue electrificante. Había un sentido de victoria, seguido por una paz y seguridad como nunca había conocido. Había una confianza total. Sentí que me levantaban, tal como si respirara plenitud en el aire puro de la cumbre de una montaña. Generalmente Dios llega a la mayoría de los hombres gradualmente, pero el impacto en mí cabalmente súbito y profundo". (A.A., pag. 13; cap. "La historia de Bill").

Desde ese momento Bill W., co-fundador de Alcohólicos Anónimos no bebió nunca más.

Muchos recién llegados al Programa de A.A. se preguntan como dar el Primer Paso. Para dar este importantísimo Paso tengamos en cuenta que es esencialmente una decisión que no requiere acción de nuestra parte. Los autores del Libro Grande nos dicen exactamente que es lo que tenemos que hacer: "Llegamos a comprender que teníamos que admitir plenamente, en lo más profundo de nuestro ser, que éramos alcohólicos. Este es el primer paso hacia la recuperación. Hay que acabar con la ilusión de que somos como la demás gente, o de que pronto lo seremos". (A.A., pag. 28; cap. "Más acerca del alcoholismo").

Para "acabar con la ilusión" de que no somos alcohólicos, hay que contestarse sinceramente una simple pregunta: ¿Acepta en lo más profundo de su ser, que es impotente ante el alcohol?
Las posibles respuestas a esta pregunta son dos: si o no.

Por favor repitamos una vez más la pregunta del Primer Paso: ¿Acepta en lo más profundo de su ser, que es alcohólico?

Aquellas personas que contesten si a la pregunta han dado el Primer Paso de Alcohólicos Anónimos.

Primer Paso de Alcohólicos Anónimos (2da. parte)

Ahora el dr. Silkworth nos describe la obsesión mental: "Los hombres y mujeres beben, esencialmente, porque les gusta el efecto que produce el alcohol. La sensación es tan evasiva que, aunque admite lo dañino, no puede después de un algún tiempo discernir la diferencia entre lo verdadero y lo falso. Les parece que su vida alcohólica es la única normal. Están inquietos, irritables y descontentos hasta que no vuelven a experimentar la sensación de tranquilidad y bienestar que inmediatamente les produce apurar unas cuantas copas, copas que ven a otros tomar con impunidad". (A.A., pag. XXII; cap. "La opinión del médico").

El factor mental, es el que predomina en el alcoholismo y el más difícil para desactivar, por eso once de los Doce Pasos de A.A. están enfocados a solucionar lo mental mediante una experiencia espiritual. La práctica de los los Doce Pasos produce un cambio psíquico completo; necesario para que el alcohólico cambie de actitud, no sólo frente al alcohol, sino frente a la vida misma.

En la página 28 del Libro Grande (capítulo "Más acerca del alcoholismo) leemos: "Por lo tanto, no es extraño que nuestras carreras de bebedores se hayan caracterizado por innumerables y vanos esfuerzos para probar que podíamos beber como otras personas. La idea de que en alguna forma, algún dia, llegará a controlar su manera de beber y a disfrutar bebiendo, es la gran obsesión de todo bebedor anormal. La persistencia de esta ilusión es sorprendente. Muchos la persiguen hasta las puertas de la locura o la muerte.

Esta obsesión mental, no puede ser vencida con la fuerza de voluntad, fuertes convicciones morales o fortaleza de carácter, es decir, según mi experiencia y la de muchos otros A.As., el alcohólico NO TIENE PODER para dejar de beber por sí mismo. En la página 32 podemos leer lo siguiente: "Para los que no pueden beber con moderación, el problema consiste en como dejar de hacerlo totalmente. Nos suponemos desde luego, que el lector quiere dejar de beber. El que la persona que está en esas condiciones pueda dejar de beber sobre una base espiritual, depende del grado en el que haya perdido el poder de elegir entre beber y no beber. Muchos de nosotros creíamos que teníamos mucho carácter. Existía siempre el tremendo apremio de dejar de beber. A pesar de esto, nos resultaba imposible hacerlo. Esta es la característica desconcertante del alcoholismo, tal como lo conocemos, esta total incapacidad para dejar la bebida sin importar lo mucho o lo grande de la necesidad de hacerlo". (A.A., pag. 32; cap. "Más acerca del alcoholismo").

Hasta aquí tenemos que hay dos componentes en el alcoholismo: uno físico que se manifiesta al ingerir un primer trago de alcohol, y es una reacción anormal en forma de pérdida del control (no puedo parar de beber); y el otro factor es mental que se muestra como una fuerte obsesión. En la página XXII el dr. Silkworth nos dice que nuestra única esperanza para solucionar el problema alcohólico es una experiencia que nos conduzca a cambiar de vida.

"Después de haber vuelto a sucumbir al deseo imperioso, pasan por todas las bien conocidas etapas de la borrachera, emergiendo de esta llenos de remordimientos y con la firme resolución de no volver a beber. Esto se repite una y otra vez, y a menos de que la persona pueda experimentar un cambio psíquico completo, hay muy pocas esperanzas de que se recupere". (A.A., pag. XXII; cap. "La opinión del médico").

El médico propone que para dejar de beber el alcohólico necesita un cambio psíquico completo. Este cambio psíquico completo es el resultado de la práctica de los principios espirituales (Doce Pasos) de A.A. El despertar espiritual de A.A. equivale al cambio psíquico completo de la medicina.

En este nuestro Primer Paso es bueno tomar como ejemplo la historia de Bill W., muchos alcohólicos tienen inconvenientes en verse reflejados e identificados con la historia de Bill, porque el tocó un fondo muy bajo. Por favor les pido que se fijen únicamente en las similitudes y no en las diferencias. Esto, como todo lo que está aquí, es sólo una sugerencia.

En la página 7 del capítulo " "La historia de Bill", podemos leer: "La trayectoria de mi decaimiento físico y moral descendió como la curva que describe el esquiador en un salto de altura. Después de algún tiempo regresé al hospital. Me parecía que aquello era el fin, la caída del telón. Mi esposa fatigada y desesperada, recibió el informe de que en un año todo acabará con una falla del corazón, delirium tremens o tal vez reblandecimiento cerebral. Pronto tendrían que llevarme a un manicomio o a una funeraria".

Bill W. de ser un exitoso hombre de negocios, pasó a ser en muy poco tiempo un "borracho irremediable". El escribió lo siguiente sobre su terrible relación con el alcohol: "No hay palabras para describir la soledad y desesperación que encontré en ese cenegal de autoconmiseración, sus arenas movedizas se extendían por todos lados. No pude más. Estaba hundido. El alcohol era mi amo". (A.A., pag. 7; cap. "La historia de Bill").

Tengamos en cuenta que pese a esta clara visión y descripción de su problema con el alcohol, Bill no podía dejar de beber.

jueves, 15 de mayo de 2008

Primer Paso de Alcohólicos Anónimos (1ra. Parte)

Primer Paso de A.A.: "Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables".

Derrotarse admitiendo la FALTA DE PODER frente al alcohol es esencial. Derrotarse es básicamente admitir que tenemos un problema con nuestra manera de beber; que nuestra relación con el alcohol NO ES NORMAL, y que esto sencillamente me convierte en alcohólico, no hay más opciones.

"Llegamos a comprender que teníamos que admitir plenamente en lo más profundo de nuestro ser que éramos alcohólicos. Este es el primer paso hacia la recuperación. Hay que acabar con la ilusión de que somos como la demás gente o de que pronto lo seremos". (Alcohólicos Anónimos, pag. 28; cap. "Más acerca del alcoholismo").

En el "Libro Grande" hay más de 50 páginas enfocadas en la experiencia de derrotarse o en la "rendición" (aceptación de ser alcohólico). Es decir que un tercio del libro está orientado a esta cuestión. Los autores enfatizaron tanto sobre esto porque sabían por experiencia propia lo difícil que es superar la "negación"; la a veces impenetrable resistencia del alcohólico para aceptar su problema con la bebida. Pese a las muchas evidencias de que su manera de beber no es normal, su mente le sigue diciendo "todo está bien, esta vez tomaré una o dos copas y pararé".

A continuación los autores del Libro Grande hablan de los síntomas físicos y mentales del alcoholismo; y también nos describen al alcohólico.

"A fines del año 1934 atendí a un paciente que a pesar de haber sido un competente hombre de negocios, con mucha aptitud para ganar dinero, era un alcohólico de un tipo que yo había llegado a considerar como irremediable". (A.A., pag. XIX; cap. "La opinión del médico").

Lo anterior es un fragmento de una carta escrita por el dr. William D. Silkworth, médico del hospital Towns de la ciudad de New York. Si bien la carta fue realizada a finales de la década del 30, los conceptos vertidos en ella siguen teniendo vigencia en la actualidad. El dr. Silkworth fue uno de los primeros en describir el alcoholismo como una enfermedad con dos componentes o factores: uno físico y otro mental. Además el dr. Silkworth fue el médico que desintoxicó varias veces a Bill W., uno de los co-fundadores de Alcohólicos Anónimos; que en el párrafo anterior fue descripto por él como un alcohólico irremediable.

Vale decir que el dr. Silkworth había trabajado con decenas de alcohólicos con muy pocos resultados; en la página XIX del libro Alcohólicos Anónimos nos dice: "Personalmente conozco decenas de casos del tipo con el cual han fallado por completo otros métodos".

En la página XX, los autores del Libro Grande hablan del aspecto físico del alcoholismo:
"El médico que a petición nuestra nos facilitó esta carta ha tenido la bondad de ampliar sus ideas en otra declaración que exponemos a continuación. En esta, confirma que los que hemos sufrido la tortura alcohólica tenemos que creer que el cuerpo del alcohólico es tan anormal como su mente. No nos convencía la explicación de que no podíamos controlar nuestra manera de beber sencillamente porque estábamos desadaptados a la vida; porque estábamos en plena fuga de la realidad o porque teníamos una franca deficiencia mental. Estas cosas eran verídicas hasta cierto punto y, de hecho, en grado considerable en algunos de nosotros, pero además estamos convencidos de que nuestros cuerpos también estaban enfermos, y opinamos que es incompleto cualquier cuadro del alcohólico que no incluya este factor físico". (A.A., pag. XX; cap. "La opinión del médico").

Hasta aquí tenemos que el alcoholismo tiene un factor físico como se lo denomina en el Libro Grande, pero ¿cómo se manifiesta este factor? El organismo del alcohólico al ingerir bebidas alcohólicas pide más y más alcohol. Es como si algo reaccionara ante la presencia de alcohol en el cuerpo que desata una imperiosa necesidad de beber más. El bebedor normal bebe una o dos copas, tal vez más, y para. El alcohólico ingiere alcohol y ya no se detiene; y si lo hace después de un tremendo esfuerzo, se emborrachará más adelante. Esa reacción física no es normal, es exclusiva del individuo alcohólico.

En la página XXIV, el doctor Silkworth nos informa que la única manera de contrarrestar el factor físico es mediante la abstinencia total de alcohol: "Todos los citados y muchos otros, tienen un síntoma en común, no pueden empezar a beber sin que se presente en ellos el fenómeno del deseo imperioso. Este fenómeno, como lo hemos sugerido, puede ser la manifestación de alergia que distingue a esta gente de los demás y que la sitúa en un grupo distinto. Nunca ha sido posible erradicarlo con ninguno de los métodos conocidos. El único método que podemos sugerir es la abstinencia total".
De aquí el famoso "NO A LA PRIMERA COPA POR 24 HORAS" que se escucha una y otra vez en los grupos de A.A. Con esa frase están dando solución en el día a día a la cuestión física. Sin primera copa no hay segunda. Ahora bien, la abstinencia alcohólica sería suficiente para la recuperación del alcohólico si el alcoholismo fuese solamente una cuestión física, pero el dr. Silkworth observó que el problema del alcoholismo también tiene un componente mental. Esto no quiere decir que el alcohólico sea tonto o poco inteligente, significa que la mente del alcohólico también reacciona de manera anormal frente al alcohol, y lo manifiesta mediante una obsesión. El pensamiento del alcohólico será que todo está bien en lo que respecta a su relación con el alcohol, a pesar de que su manera de beber lo esté dañando a él y su entorno familiar. No importa lo mucho que quiera dejar de beber, tarde o temprano regresará a la bebida.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Sobre el Primer Paso

El Primer Paso me recuerda que mi problema es la FALTA DE PODER sobre el alcohol. Puedo tener poder para muchas cosas pero frente al alcohol soy impotente, no tengo ningún poder. Esa es la diferencia con un bebedor normal. Mi físico reacciona de manera diferente, es decir: bebo alcohol y rapidamente se manifiesta un deseo imperioso por más alcohol. Y que pasa con mi mente? Manda mensajes cambiados o falsos del tipo: Esta vez será diferente, beberé sólo una copa...; Hoy voy a controlarme y tomaré una sola... esta "locura" le hace pensar al alcohólico que hoy si voy a controlarlo (?), y lo cree!!!, pese a las muchísimas veces que ha fracasado en su intento de controlar la copa. Esa es la falta de poder frente al alcohol, esa es la impotencia de la que habla el primer paso.

martes, 13 de mayo de 2008

Lo espiritual sana lo físico y lo mental

"Nosotros los Alcohólicos Anónimos, somos más de un centenar de hombres y mujeres que nos hemos recuperado de un estado de mente y cuerpo aparentemente incurable. El propósito principal de este libro es mostrarle a otros alcohólicos precisamente como nos hemos recuperado". (Alcohólicos Anónimos, pag. X).

Los autores del "Libro Grande" nos hacen una declaración revolucionaria: se han recuperado de su "dependencia alcohólica"; tengamos presente que el libro "Alcohólicos Anónimos" fue publicado en el año 1939; para esa fecha las esperanzas del alcohólico eran escasas.

En la página 16 nos vuelven a decir algo sorprendente para la época: "El hecho tremendo para cada uno de nosotros es que hemos dscubierto una solución común. Tenemos una salida en la que podemos estar completamente de acuerdo, y a base de la cual podemos incorporarnos a la acción fraternal y armoniosa. Esta es la gran noticia, la buena nueva que este libro lleva a los que padecen de alcoholismo. (A.A., pag. 16).

Un poco más adelante nos informan que el alcohólico no tiene varias opciones, es decir no hay una solución a medias. O morimos bebiendo o nos disponemos a experimentar una solución espiritual:

"Si tu estado alcohólico es tan grave como era el nuestro. Creemos que no existe ninguna solución a medias. Nosotros estabamos en una situación en que la vida se estaba volviendo imposible, y si pasábamos a la región de la que no se regresa por medio de ayuda humana teníamos sólo dos alternativas. Una era la de llegar hasta el amargo fin, borrando la conciencia de nuestra intolerable situación lo mejor que pudiésemos, y la otra; ACEPTAR AYUDA ESPIRITUAL". (A.A., pag. 24).

En el anterior párrafo está sintetizada la solución que A.A. propone a la cuestión alcohólica. Lo espiritual remediará la cuestión física y mental del alcoholismo.